Viveros Monza
Innovación continua en Horticultura Ornamental y Paisajismo
Los inicios de sus actividades se remontan al año 1982 cuando su titular Gerardo Monza, en el predio
de la casa paterna sita en el barrio de Sayago, comienza a practicar la propagación de diferentes
plantas ornamentales.
Era el primer intento por poner en práctica los conocimientos adquiridos luego de haber cursado la
Escuela Agrícola Jackson, obteniendo el título de Perito Agrónomo y complementado sus estudios en
la Escuela Municipal de Jardinería. A su iniciativa se incorpora el Ingeniero Agrónomo Daniel Basile
como socio, con el invalorable apoyo de Alberto Quintana, pilar fundamental en este
emprendimiento al que acompañaría hasta mayo del 2013
Transcurría el mes de julio de 1985 cuando el ímpetu propio de la juventud y la sentida motivación
de innovar les llevó a los titulares a plantearse un primer desafío, adquiriendo un predio de 1.050 m2
en la calle Dr. Carlos Ma. De Pena 4558, en los barrios El Prado-Nueva Savona.
Para ese entonces la firma, que era conocida en plaza con el nombre de “VIVERO JARDINS”,
comienza a ganar prestigio entre los colegas y posicionarse en el mercado por sus ofertas tanto de
especies empleadas en parques y jardines como por los servicios ofrecidos, en una época en que la
horticultura ornamental en el Uruguay comenzaba a tener un desarrollo notoriamente mayor al de
las décadas precedentes.
En ese constante deseo de superación en plena etapa de aprendizaje, en el año 1988 Gerardo
Monza obtiene una beca de estudios que lo lleva a la ciudad de Pistoia en la región de Toscana,
Italia, en una zona caracterizada por cierto tipo de producción, así como por notorios adelantos en la
tecnología y logística empleados en lo concerniente a producción y manejo de plantas ornamentales,
florales y árboles frutales. En la actualidad a Pistoia se la conoce por los invernáculos que hay
alrededor de la ciudad y por sus famosos mercados de flores, rubro en el que compite con su vecina
Pescia.
Es precisamente allí, en el desarrollo de sus estudios, donde Monza conoce una nueva realidad que
despierta su interés en perfeccionarse y aprender más a fin de poder aplicar dichos conocimientos
en el mercado uruguayo a través de su emprendimiento de viveros.
En ese afán de superación y de reorientación de las características del proyecto, comienza una serie
de ajustes que marcarían su nuevo rumbo, integrando en 1989 a su compañera de vida María Isabel
González, quien adquiere la parte al otro socio.
Dentro de ese nuevo plan de negocios y atendiendo a una visión empresarial moderna con énfasis
familiar, los nuevos socios deciden en 1996 cambiar el nombre a su actual denominación “VIVEROS
MONZA” y en un muy ambicioso desafío adquieren, a comienzos de 1998, un predio algo mayor a 7
hectáreas en el paraje conocido como Carrasco del Sauce, sobre la Ruta 67 en el Km 35.900,
Canelones.
Esta es la actual y única localización de una empresa familiar que continúa su proceso de
crecimiento y desarrollo al punto de contar hoy en día con considerables superficies productivas,
tales como ½ hectárea destinada a plantas cultivadas en envases, 6 hectáreas de viveros a plena
tierra y un reservorio de agua especialmente tratada para riego de casi una hectárea, apoyado por
tecnología de última generación y velando por cumplir con rigurosos criterios de calidad técnica,
amigables con el medio ambiente.
Una recorrida por las instalaciones permite al visitante disfrutar de un atractivo paisaje poblado por
numerosísimos ejemplares de plantas que reúnen diferentes especies y tamaños, desde herbáceas,
tapizantes y arbustillos hasta palmeras y árboles de gran porte, armónicamente distribuidos
conformando un parque con atributos ornamentales destacados en las diferentes épocas del año.
El afán de superación y aplicación de nuevas tecnologías lleva a los socios a realizar numerosísimos
viajes de estudio a fin de observar las más modernas tendencias e insumos dedicados al paisajismo y
la horticultura ornamental y aplicarlos en plaza.
Entre los mismos se destacan: 1995 recorre viveros en la zona de California, visita a los pack trials,
paquete de ensayos de semillas de florales mejoramiento de semillas, uso de reguladores de
crecimiento sistemas de riego e implementos para el atutoramiento y conducción de plantas; 1996
visita junto a otros colegas a viveros en Pistoia, Alassio, Verbania y Pescia en busca de introducción
de tecnologías en envases, riego y variedades que cambiarían notoriamente los sistemas
productivos nacionales.
En los años 1997, 1998, 2000, 2001, 2008, 2012, 2014 y 2015, se repite este intercambio de
experiencias y relaciones comerciales entre Uruguay e Italia siendo reciprocas las visitas entre los
técnicos (COOPERATIVA CESAFLOR y VIVERO SANDRO BRUSCHI, Pistoia; FLORSILVA ANSALONI,
Bologna). En el medio de ese periplo, más precisamente en 1999 nace un nuevo futuro socio,
Agustín Monza González, quien como no podía ser de otra manera, ya en el año 2008 se encontraba
junto a sus padres conociendo la realidad viverista italiana, experiencia que repetirá en los años
2012, 2013 y 2015.
El proyecto de Gerardo Monza, que comenzara como un sueño treinta y tres años atrás, hoy es una
realidad que, además de haber contribuido a generar un cambio en la producción de plantas
ornamentales en el país, motivó y contagió dicho ímpetu a otros colegas propiciando un cambio
cualitativo en relación a las décadas precedentes en las prácticas de horticultura ornamental,
apoyado por la constante prédica desarrollada por su titular tanto desde los propios viveros como en
el ámbito docente en la Escuela de Jardinería.
Si faltara agregar algo a su importante trayectoria, el 1º de octubre de este año Gerardo Monza
recibe la justa y merecida distinción de Huésped de Honor por parte de la prestigiosa firma viverista
italiana de Pistoia, VANNUCCI PIANTE, en reconocimiento a los treinta años ininterrumpidos del
emprendimiento VIVEROS MONZA, iniciado oficialmente como empresa en 1985.
La consolidación como emprendimiento familiar y el interés demostrado por el representante de la
nueva generación en la familia viverista permite avizorar una larga vida al proyecto, en la cual
seguramente la mayor parte de la innovación está aún por venir.
Ing. Agr. Carlos A. Brussa
Octubre de 2015